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Versículo al azar
El Mensaje Reencontrado
Libro XXVIII
NI REVÉTUE — EL BARRO
27. Si nos preguntan qué es el Libro, respondamos: una piedra sobre la cual se apoyan firmemente los creyentes y un manantial del cual extraen agua sin cesar.
27'. 36 opiniones conocidas simultáneamente.
36 oficios aprendidos de una vez.
36 cosas hechas al mismo tiempo.
36 luces vistas de repente.
36 deseos realizados en uno solo.
36 religiones reunidas en una fe.
27 agosto 2011
(extractos con versículos de El Mensaje Reencontrado)
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Marco Antonio Crasellame
Pero ¿donde está ese Mercurio aurífico que, resolviéndose en Sal y en Azufre se torna humedad radical de los metales y su simiente animada? Está aprisionado en una tan fuerte prisión que ni la misma Naturaleza puede extraerlo si el industrioso arte no le facilita los medios.
XXXVII: 41'. El arte sin la naturaleza es impotente y la naturaleza sin el arte es ciega.Pero ¿qué es lo que hace el Arte? Ministro ingenioso de la diligente Naturaleza, purifica con una llama vaporosa los senderos que conducen a la prisión. No existe mejor guía ni medio más seguro que el de un calor suave y continuo para ayudar a la Naturaleza y dar ocasión para que se rompan aquellos lazos donde nuestro Mercurio está como agarrotado.
Ambos reunidos constituyen la perfección de la obra divina.
XVI: 40'. La luz nos habita y nos circunda, pero permanecemos en las tinieblas de la duda, del desespero o de la fe mientras el Señor no levante el velo tenebroso que nos estrecha por todas partes.
XVI: 48. Deseamos colaborar en la rehabilitación y la reintegración en Dios de todas las criaturas extraviadas en la muerte.Con ese mismo Fuego del que se sirve la naturaleza bajo tierra ha de trabajar el arte y de éste modo deberá imitar a la naturaleza. Un Fuego que es vaporoso pero no por eso es ligero, un Fuego que nutre y no devora nada, un Fuego natural pero que ha de ser hecho por el arte, seco, pero que hace llover, húmedo pero que deseca. Un agua que apaga, un agua que lava los cuerpos pero que no moja las manos.
Tal es nuestro deseo, pues el trabajo más noble ante Dios es el de separar con él la luz de las tinieblas y cocer su verdad, hasta el esplendor fijo y perfecto.
XVI: 31. Así, nuestro amor en Dios incuba mucho tiempo dentro de las tinieblas de la fe para aparecer en el día de la esperanza y realizarse plenamente en la virtud multiplicativa del amor. «Tal es la muerte y tal es la vida en Dios».
I: 24'. El agua y el fuego multiplican y perfeccionan toda la creación visible y toda la creación oculta del Señor.Con ese tal Fuego ha de trabajar el Arte, que quiere imitar a la naturaleza y con el que uno ha de suplir el defecto del otro. La naturaleza comienza, el Arte acaba y solamente el (Arte) purifica lo que la naturaleza no puede purificar. El arte tiene la industria de su parte y la naturaleza la simplicidad, de suerte que si uno no allana el camino el otro se detiene prontamente.
III: 62'. Si quieres conocer el comienzo, estudia el fin, y si quieres llegar al fin, toma el comienzo.
«Desunir no es dispersar. Reunir no es añadir».
IX: 55. La naturaleza proporciona el alimento y es el fuego interior quien lo digiere y lo transmuta. Quien pretende hacerlo mejor no es más que un presuntuoso ignorante.
21 agosto 2011
(versículos de El Mensaje Reencontrado)
Cuando los burlones estén sumergidos en el fango de
la muerte les preguntaremos: «Y ahora, ¿dónde están vuestros
chistes?». Y no habrá más que aullidos de bestia por toda
respuesta.
Si no podemos ser como el que instruye, esforcémonos al menos en no parecernos a los que extravían.
«¡Señor, libéranos del espíritu rebelde que nos come el corazón!»
Sólo los que han visto al Señor al descubierto pueden enseñar a los hombres y restablecer sus leyes, pero no violentan ninguna criatura, a ejemplo de Dios, su padre.
Los grandes Sabios y los grandes profetas son los pastores de los inmensos rebaños de hombres que pertenecen a Dios.
¿Para qué pueden servirnos los múltiples conocimientos exteriores si ignoramos el centro que los resume todos?
El hombre temible es el que quiere hacer obligatoriamente felices a los demás; después viene el que quiere hacerles desgraciados.
Ninguna religión tiene el monopolio de Dios, ya que él es único y ellas son diversas.
Toda ciencia, toda religión y toda jurisdicción que se aparta de las leyes naturales y divinas es falsa y conduce a la muerte.
Podemos ridiculizar las creencias, corromper las iglesias, complicar las leyes, derrocar los poderes, violentar la naturaleza y trastornar las naciones; de este modo no cambiaremos nada en las tinieblas de nuestros corazones, donde espera con paciencia la luz del mundo.
El amor de Dios y de los hombres jamás debe llegar hasta la demencia, que es una destrucción de uno mismo y de los demás.
La iluminación es a menudo expansiva.
La sabiduría no es jamás fanática.
El hombre santo y Sabio no juzga a nadie, instruye por el ejemplo como hace la naturaleza del Señor.
Rogaremos eficazmente en el deseo, en la imaginación y en el amor; y no con los labios, con los gestos y con el miedo.
Todos pierden su tiempo y su vida ante Dios: creyentes e impíos, honrados y criminales, trabajadores y holgazanes, inteligentes e idiotas, ascetas y libertinos, sabios e ignorantes, genios y mediocres, gloriosos e ignorados, diestros y torpes, jóvenes y viejos, ricos y pobres, civilizados y salvajes, todos, excepto el que busca locamente a su Señor aquí abajo sin distracción ni reposo, excepto el que pone mano en el limo primero y hace la obra de Dios.
Si no podemos ser como el que instruye, esforcémonos al menos en no parecernos a los que extravían.
«¡Señor, libéranos del espíritu rebelde que nos come el corazón!»
Sólo los que han visto al Señor al descubierto pueden enseñar a los hombres y restablecer sus leyes, pero no violentan ninguna criatura, a ejemplo de Dios, su padre.
Los grandes Sabios y los grandes profetas son los pastores de los inmensos rebaños de hombres que pertenecen a Dios.
¿Para qué pueden servirnos los múltiples conocimientos exteriores si ignoramos el centro que los resume todos?
El hombre temible es el que quiere hacer obligatoriamente felices a los demás; después viene el que quiere hacerles desgraciados.
Ninguna religión tiene el monopolio de Dios, ya que él es único y ellas son diversas.
Toda ciencia, toda religión y toda jurisdicción que se aparta de las leyes naturales y divinas es falsa y conduce a la muerte.
Podemos ridiculizar las creencias, corromper las iglesias, complicar las leyes, derrocar los poderes, violentar la naturaleza y trastornar las naciones; de este modo no cambiaremos nada en las tinieblas de nuestros corazones, donde espera con paciencia la luz del mundo.
El amor de Dios y de los hombres jamás debe llegar hasta la demencia, que es una destrucción de uno mismo y de los demás.
La iluminación es a menudo expansiva.
La sabiduría no es jamás fanática.
El hombre santo y Sabio no juzga a nadie, instruye por el ejemplo como hace la naturaleza del Señor.
Rogaremos eficazmente en el deseo, en la imaginación y en el amor; y no con los labios, con los gestos y con el miedo.
Todos pierden su tiempo y su vida ante Dios: creyentes e impíos, honrados y criminales, trabajadores y holgazanes, inteligentes e idiotas, ascetas y libertinos, sabios e ignorantes, genios y mediocres, gloriosos e ignorados, diestros y torpes, jóvenes y viejos, ricos y pobres, civilizados y salvajes, todos, excepto el que busca locamente a su Señor aquí abajo sin distracción ni reposo, excepto el que pone mano en el limo primero y hace la obra de Dios.
11 agosto 2011
Versículos de El Mensaje Reencontrado
A Dios no le interesa mucho nuestra situación en este mundo. Considera, más bien, el estado de nuestro corazón, pues de él provienen nuestro salvamento o nuestra perdición, y el color de nuestra piel no añade ni suprime nada a esto.
Ahora, ofrecemos el Libro
de la resurrección a los humildes, a
los humillados, a los rechazados, a los negros, a fin de que los amos
se vuelvan esclavos y a fin de que los esclavos se vuelvan amos.
«El don de Dios ya no debe ofrecerse a los saciados que lo rechazan, sino a los hambrientos que esperan de él la salvación».
«El don de Dios ya no debe ofrecerse a los saciados que lo rechazan, sino a los hambrientos que esperan de él la salvación».
Estabais sin Libro, sin
profeta y sin Escritura, y
languidecíais como el desecho de la humanidad. Dios os envía el florón
de su corona y la perla de su tesoro, porque henos aquí humildes entre
los humildes y pobres entre los pobres. ¿No los recibiréis con efusión
y amor, y no viviréis santamente ante él?
Los herederos bien pueden
ignorar o rechazar su herencia, por
creerse suficientemente instruidos en su religión o bastante sabios en
su ciencia. Su orgullo y su malignidad no forzarán el don de vida del
Altísimo; su inteligencia será humillada y su libertad será retirada al
final.
¿No volverán humildemente a Dios en sus corazones en lugar de permanecer esclavos en una tierra extranjera?
¿No volverán humildemente a Dios en sus corazones en lugar de permanecer esclavos en una tierra extranjera?
Los poderosos, los sabios,
los ricos y los inteligentes del
mundo han despreciado y rechazado el don del cielo. ¿No seréis más
sagaces y no estaréis más agradecidos al Señor que os ofrece
gratuitamente la vida imperecedera? ¡Oh, la faz de los poderosos cuando
se descubran sin fuerza! ¡Oh, el rostro de los sabios cuando se
descubran imbéciles!
¡Oh, la cara de los ricos cuando se descubran miserables! ¡Oh, la cabeza de los inteligentes cuando se descubran estúpidos!
¡Oh, la cara de los ricos cuando se descubran miserables! ¡Oh, la cabeza de los inteligentes cuando se descubran estúpidos!
Os volveréis gloriosos y
dominaréis a vuestros antiguos amos,
porque el reino del Espíritu Santo se acerca.
Tratadlos bien, en recuerdo de aquel que os ha dado el Libro de la gloria.
Tratadlos bien, en recuerdo de aquel que os ha dado el Libro de la gloria.
Recibid entre vosotros
como a iguales a los que lo hayan
adoptado en su corazón, porque muchos de entre ellos también han
recibido como iguales a aquellos de entre vosotros que han adoptado sus
Escrituras en sus corazones.
Los Semitas esclavos han
heredado de los Egipcios orgullosos
el secreto de Dios, y se han vuelto libres y gloriosos.
Los Occidentales han heredado de los Semitas orgullosos el secreto de Dios, y se han vuelto libres y gloriosos.
Los Occidentales han heredado de los Semitas orgullosos el secreto de Dios, y se han vuelto libres y gloriosos.
Los Negros esclavos
heredan ahora de los Occidentales
orgullosos el secreto de Dios, y se volverán libres y gloriosos.
¿Sabrán permanecer humildes ante Dios a fin de guardar el amor del
Altísimo?
Te ha placido, Señor Dios,
enviarnos al pueblo de los humildes
y de los mansos, al pueblo de los simples niños que creen en tu santo
Nombre de verdad y que te aman en sus corazones. ¿No los harás brillar
por encima del orgullo de los rebeldes que entierran tu palabra
inspirada? ¿No los abrevarás en tu sagrado manantial que salva de la
muerte?
¡Cuál será la sorpresa de
los pueblos rebeldes que creen
apropiárselo todo por la fuerza y la violencia, cuando se vean tumbados
sobre la tierra en medio de sus humeantes ruinas! ¡Cuál será su asombro
cuando vean al pueblo escogido por Dios volver a salir indemne de la
hoguera movediza de la exterminación! Y ¡qué espanto cuando vean las
llamas perseguirles y engullirles sin perdón!
La maldición que pesaba
sobre los hijos de Cam se levanta para
los que reciben el Libro del perdón y lo guardan en sus corazones.
Dios nos ha dado la parte
más despreciada de la humanidad,
pero ¿acaso no es también la más oculta y la mejor?
¿No es la más fiel y la más agradecida?
¿No es la más fiel y la más agradecida?
Obedeciendo la voz de
Dios, os recogemos piadosamente como un
don muy santo, a pesar del oprobio que os envuelve, y os lavamos en las
lágrimas de la alegría del Señor reencontrado.
Dios no se fija en el
color de vuestra piel, sino sólo en la
pureza de vuestros corazones. ¿No vendréis hacia él que se da a
vosotros sin medida? «¡Oh, realeza del amor inocente, atraes la
inocencia y la fijas en la pureza del amor!»
El Libro nuevo para el
pueblo nuevo.
La abundancia del cielo para los hambrientos y para los sedientos de la tierra.
La abundancia del cielo para los hambrientos y para los sedientos de la tierra.
Para los hartos de
alimentos, para los saciados de saber y
para los que desbordan de malicia, basta con la purga de la muerte.
Los pueblos saciados han
rechazado el mensaje y al mensajero.
Los pueblos hambrientos,
¿los recibirán, quizá, más
generosamente?
La piedra del fundamento
es la más despreciada porque es
oscura, pero es la más preciosa, pues todas las demás están ocultas en
ella.
Así, el pueblo negro es el
más despreciado, pero también es el
mejor, pues hará brillar a todos los demás en el Señor reencontrado.
Los blancos que reciben el
Libro son herederos en primer
lugar, pero en nada son superiores a los negros.
Considerémosles a todos como hermanos iguales en el amor de Dios y recibámosles con todo el afecto, pero no los mezclemos entre sí.
Considerémosles a todos como hermanos iguales en el amor de Dios y recibámosles con todo el afecto, pero no los mezclemos entre sí.
No os avergoncéis del
color negro que Dios ha escogido para
vosotros, pues en él están escondidos todos los demás.
¿No sabéis que la luz ha salido de las tinieblas al comienzo y que al final reposará en el esplendor dorado?
¿No sabéis que la luz ha salido de las tinieblas al comienzo y que al final reposará en el esplendor dorado?
La libertad negra
iluminará el mundo y el pueblo negro
manifestará de nuevo la luz de Dios en el mundo, pues la edad negra
incuba la claridad celeste.
Es una promesa del Señor
que se realizará ante nuestros ojos
si recibimos su herencia sin dudar, pues él escoge a quien le parece
para hacer brillar su gloria sobre la tierra.
¿No es la virgen negra la
primera y la más misteriosa de todas
las madres?
¿No es a ella a quien Dios ha mirado amorosamente desde el comienzo? ¿No es ella quien ha alumbrado la luz que ilumina el mundo?
¿No es a ella a quien Dios ha mirado amorosamente desde el comienzo? ¿No es ella quien ha alumbrado la luz que ilumina el mundo?
¡Oh, vosotros que tenéis
la piel negra y el corazón rojo!, ¿no
haréis brillar también sobre el mundo la pureza de vuestro ojo y la
blancura de vuestra luz?
¿No recibiréis santamente al Señor entre vosotros y no haréis un lugar a sus enviados?
¿No recibiréis santamente al Señor entre vosotros y no haréis un lugar a sus enviados?
Ahora, habrá una comunidad
negra heredera de la santa piedra
del fundamento colocada por el ungido de Dios, pues, por primera vez,
un Libro y un profeta son dados a los pueblos negros en particular,
mientras que antes, la revelación divina les había sido ofrecida como
quien tira un hueso a los perros, a fin de ponerles más fácilmente el
collar de la esclavitud.
¿No daréis gracias al
Señor que se cuida ahora de romper el
hueso para ofreceros la médula nutritiva?
¿No recibiréis llorando de alegría el santo don del Único Esplendor?
¿No besaréis piadosamente el Libro que os sitúa por encima de los sabios y de los inteligentes de este mundo?
¿No recibiréis llorando de alegría el santo don del Único Esplendor?
¿No besaréis piadosamente el Libro que os sitúa por encima de los sabios y de los inteligentes de este mundo?
El Señor no os envía un
hombre glorioso, rico y poderoso. Os
envía un hombre desconocido, pobre y despreciado. Observad bien esto, a
fin de no volveros jamás orgullosos del mensaje que os es dado y a fin
de no perder jamás su espíritu vivo y oculto.
«Guardadlo en vuestros corazones y resplandeced en Dios».
«Guardadlo en vuestros corazones y resplandeced en Dios».
¿No reverencia el Libro a
los profetas de Dios y no venera a
los Hijos de Dios?
¿No proclama el Libro la preciosidad de la carne y de la sangre del gran Rey inmolado para todos sobre la tierra?
¿El Libro, no nos hace herederos de la gloria del Señor resucitado en la trascendencia de la vida inmortal?
¿No proclama el Libro la preciosidad de la carne y de la sangre del gran Rey inmolado para todos sobre la tierra?
¿El Libro, no nos hace herederos de la gloria del Señor resucitado en la trascendencia de la vida inmortal?
El Señor nos ha dado en
herencia, por último, todos los
pueblos negros de la tierra. ¡Oh, maravilloso Señor, oh, preciosa
herencia, que nos colma más allá de toda esperanza!
Asimismo, el Señor os ha
dado, por último, el Mensaje y el
profeta reencontrados. ¿Qué diréis de vuestro Señor y qué diréis de
vuestra herencia que os colman tan magníficamente?
El profeta ha dicho: «La
luz brilla en las tinieblas y las
tinieblas no la han recibido», pero estas tinieblas eran como un
crepúsculo que terminaba en la muerte de la letra. Ahora, podemos
decir: «La luz brillará en las tinieblas y las tinieblas la recibirán»,
pues estas nuevas tinieblas son como una aurora que se prepara en el
secreto de los corazones purificados y fecundados por Dios.
Un pequeño número de
blancos escupe el veneno de la ciencia
impía a fin de sobrevivir, pero un pequeño número de negros lo traga y
éstos ya están muertos para la revelación divina.
Finalmente, la idiotez parecerá una cosa reposada y deseable en comparación con la locura razonadora de los sabios y de los inteligentes del mundo que agonizan en su vanidosa ignorancia.
Finalmente, la idiotez parecerá una cosa reposada y deseable en comparación con la locura razonadora de los sabios y de los inteligentes del mundo que agonizan en su vanidosa ignorancia.
Que cada nación negra
conserve santamente la palabra revelada
de Dios en su corazón y que guarde cuidadosamente el Libro de la
liberación que le es dado, como guardaría un talismán único donde
estuviera escrito el secreto de la liberación de la esclavitud y de la
muerte.
Los nuestros han sido los
primeros en ayudar y recibir a los
negros que venían a ellos. ¿Serán también los negros los primeros en
recibir y ayudar a los nuestros que van hacia ellos ahora?
Los pueblos negros están
todavía divididos y como en el
alumbramiento, pero un día estarán unidos y fuertes si reciben el Libro
de la unión y del amor en sus corazones.
El Único nos ha enviado la
letra del Padre grabada en la
piedra de Israel.
Después, nos ha enviado la palabra del Hijo predicada en todo el Occidente.
Ahora, nos envía el pensamiento del Espíritu que va a cubrir el mundo entero.
Después, nos ha enviado la palabra del Hijo predicada en todo el Occidente.
Ahora, nos envía el pensamiento del Espíritu que va a cubrir el mundo entero.
¿No es la misma y única
revelación desde el comienzo hasta el
fin? ¿No ha salido de la tierra negra? Y ahora, ¿no vuelve a la tierra
negra?
«¿Acaso los oscuros niños que eran los últimos en el mundo no se volverán los primeros en Dios?»
«¿Acaso los oscuros niños que eran los últimos en el mundo no se volverán los primeros en Dios?»
Los negros esperan su
herencia santa desde que uno de sus
Sabios descubrió la estrella que le condujo hasta la virgen madre y
hasta el niño rey.
¿Lo recibirán ahora que se
les ofrece en particular? El
arrogante orgullo de sus hermanos les favorece divinamente, pero ni
unos ni otros lo saben todavía.
¿No es Melchor, el rey
negro, quien ofreció el oro de la
realeza y del amor al Señor recién nacido? Y ¿no es el Señor
glorificado quien envía a los negros el oro de la liberación y del amor?
¡Oh, tú, el mejor de los
pueblos, que sabes amar y alegrarte
sin hipocresía!, el Señor te envía lo que tiene de mejor, pues te ama y
se alegra en ti sin trabas. ¿Abandonarás su tesoro como los demás
pueblos locos?
La dedicatoria del Libro a
los negros es deslumbrante y nadie
puede dudar de ello, ni siquiera los blancos que lo reciben en primer
lugar.
Os hemos conocido antes de
que nos conocierais.
¿Lo sabéis? Y ¿lo
entendéis como es debido?
Los blancos nos han
recibido como ciegos.
¿Nos recibirán los negros
como sordos?
¿Quién de entre vosotros
tenderá una mano caritativa y
fraternal a los pueblos negros recién nacidos, a fin de que accedan a
la revelación del Único Señor de vida? ¿De quién heredarán, pues, el
joyel?
Si no, ¿acaso no sabrán
superaros con la ayuda del Señor de fe
y de amor, y dejaros corromper en el cenagal de la muerte con vuestra
orgullosa inteligencia, con vuestra vana ciencia y con vuestra ciega
razón?
Pueblos de color, se os
reprochará haber recibido el Libro de
la liberación de manos de un hombre blanco.
Responded: «Estamos
honrados por haber recibido este don, y
vosotros estáis deshonrados por haberlo rechazado».
Algunos inteligentes de
Dios subsisten entre la multitud de
inteligentes del mundo como la brasa permanece oculta bajo las cenizas
muertas.
Así, algunos blancos
seguirán siendo herederos de la doctrina
celeste entre la multitud de muertos orgullosos.
Estos, que son los
mensajeros benditos de Dios, ¿no serán
también los mensajeros que bendecirán a los pueblos de color llamados a
Dios?
Los hijos se volverán
esclavos y los esclavos, hijos queridos
de Dios, pues los hijos desprecian ahora la herencia santa que los
esclavos reciben con agradecimiento.
Dios ha permitido que
quienes se valen orgullosamente del
color de su piel tengan el corazón oscurecido por las tinieblas de la
muerte.
Igualmente, Dios ha
permitido que los que no ostentan el color
de su piel como una bandera tengan el corazón fecundado por su oro vivo.
¡Oh, pueblos negros!,
hasta ahora estabais sometidos a los
prestigios del mundo, pero el Señor desciende hasta vosotros mediante
su palabra viva.
¿No recibiréis santamente
el don prodigioso de la vida sin
mezcla? Y ¿no estaréis agradecidos a aquel que os trae la salvación de
Dios?
Ahora, el Libro también es
dado a los pueblos amarillos que lo
reciben en sus corazones, y los rojos oirán hablar de él. Pues los
negros serán guardianes de la luz que los blancos han manifestado en el
mundo.
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