Entradas populares
Entrada destacada
Las fábulas egipcias y griegas (1 de 8)
DESVELADAS Y REDUCIDAS A UN MISMO PRINCIPIO, CON UNA EXPLICACIÓN DE LOS JEROGLÍFICOS Y DE LA GUERRA DE TROYA Dom Antoíne-Joseph Pern...
Versículo al azar
El Mensaje Reencontrado
Libro XXVIII
NI REVÉTUE — EL BARRO
27. Si nos preguntan qué es el Libro, respondamos: una piedra sobre la cual se apoyan firmemente los creyentes y un manantial del cual extraen agua sin cesar.
27'. 36 opiniones conocidas simultáneamente.
36 oficios aprendidos de una vez.
36 cosas hechas al mismo tiempo.
36 luces vistas de repente.
36 deseos realizados en uno solo.
36 religiones reunidas en una fe.
06 agosto 2014
(Extractos con notas de El Mensaje Reencontrado)
Práctica
Hijo mío, es necesario que trabajes con el Mercurio de los filósofos y de los sabios, que no es el vulgar ni tampoco vulgar en absoluto, sino que según éstos es la primera materia, el alma del mundo, el Elemento frío, el Agua bendita, el Agua de los Sabios, el Agua venenosa, el Vinagre fortísimo, el Agua mineral, el Agua de la gracia celeste, la leche virginal, nuestro Mercurio Mineral y Corporal.
Quienes menosprecian la naturaleza a la vez que alaban a Dios son como asnos cargados de guijarros que hollan el oro del camino. Se cansan inútilmente y no llegan a nada duradero.
VIII: 38'
Finalmente, aprende, hijo mío, que estos Soles y Lunas no son semejantes a los soles y lunas vulgares, ya que nuestros Soles y Lunas son mejores en su naturaleza que los que son vulgares.
En tanto que nuestro Sol y nuestra Luna están vivos en un mismo sujeto, y los vulgares están muertos en comparación de los nuestros, que existen y permanecen en nuestra Piedra.
Después de ello no olvides que el Mercurio tomado de nuestros cuerpos es parecido al Mercurio acuoso y común, y por ello la cosa se alegra de su semejante y está a gusto con él y de él se acompaña mejor y de buena gana, tal como hace el simple y compuesto, lo cual ha sido escondido por los filósofos en sus libros.
Así, todo el beneficio existente en este arte, se encuentra en el Mercurio, en el Sol y la Luna, y todo lo demás es vano.
Así, Diomedes dice: "Haz uso de la materia, a la que no debes introducir nada extraño, ni polvo ni agua, ya que las cosas diversas no mejoran en absoluto a nuestra Piedra". Por ello demuestra a quien le comprende bien, que la tintura de nuestra Piedra sólo se saca del Mercurio de los filósofos, que es su principio, su raíz y su gran árbol del cual salen luego tantas ramas.
Nuestra vida está eternamente preñada de Dios.
¿Quien le hará aparecer antes del término de la muerte y de la resurrección del gran mundo?
«La hermana liberará a la hermana, y el niño misterioso nacerá de la única madre».
IV: 96'
Primera operación
Sublimación
No es en absoluto vulgar, sino filosófica. Con ella apartamos el exceso de dicha Piedra, que en efecto no es más que la elevación de la parte no fija por el humo y el vapor; puesto que la parte fija debe permanecer en el fondo. Por ello no deseamos que una se separe de la otra, sino que se fijen y permanezcan juntas. Debes saber que quien sublime como es debido a nuestro Mercurio filosófico, en el cual está toda la virtud de la piedra, realizará el magisterio.
Por ello Geber dice:
"Toda la perfección consiste en la sublimación, y en esta sublimación están todas las demás operaciones, a saber, destilación, cocción, destrucción, coagulación, putrefacción, calcinación, fijación, reducción de las tinturas blancas y rojas procreadas y engendradas en un horno y un vaso; es el recto camino hasta la consumación final sobre la cual los filósofos han escrito diversos capítulos para detener a los ignorantes."
¿Acaso no hay más que cascarones vacíos que el viento agita al pasar?
¿Acaso no hay más que vanidosos estériles y bestias embrutecidas? ¿Acaso no hay más que delirantes extraviados en las tinieblas de afuera y cerdos que se revuelcan en sus excrementos?
Alabemos y bendigamos en nuestros corazones a los Hijos de Dios, a los Sabios y a los profetas que nos han transmitido la antigua promesa del Señor de vida y que nos han revelado la vía santa que salva de la muerte.
XVI: 22-22'
A partir de esta sublimación ya está hecha la verdadera separación de los Elementos, ya que en nuestra sublimación el elixir de agua se cambia en el Elemento terrestre seco y cálido. Por lo cual está claro que la separación de los cuatro Elementos en nuestra Piedra, no es vulgar sino filosófica. Por ello en nuestra Piedra sólo hay dos Elementos formados, a saber, la tierra y el agua, pero la tierra contiene en su solidez la virtud y la sequedad del fuego. Y el agua contiene en sí al aire y a su húmedo. Así, en nuestra Piedra sólo tenemos dos Elementos a la vista, aunque en realidad tengamos cuatro.
La espiritualización del cuerpo hace aparecer el agua y el aire que nos animan y mantienen.
La corporificación del espíritu engendra la tierra y el fuego que nos sostienen y multiplican.
¿Quién pesará la parte de cada cosa?
VIII: 1
Así, pues, continúa la decocción a fuego lento hasta que toda la materia negra que aparece en la superficie sea completamente restituida por el magisterio. Dicha negrura es llamada por los filósofos Vestidura tenebrosa de la Piedra; luego se vuelve clara y es llamada Agua mondada de la tierra o bien del elixir.
Conviene saber que la negrura que aparece es signo de la putrefacción y que el principio de la disolución es signo de la conjunción de las dos Naturalezas; algunas veces cuarenta días bastan para que aparezca la negrura, según la cantidad de materia y la buena industria del obrero, que ayuda en mucho a la separación de dicha negrura.
No cambiaremos la naturaleza de los seres y de las cosas mediante nuestros pequeños trabajos y, si la contenemos un momento, surgirá después más fuerte que nunca.
Pero Dios es todopoderoso, pues cambia incluso las tinieblas en luz de vida.
X: 65
Hijo mío, a partir de ahora, por la gracia de Dios, posees un Elemento de nuestra Piedra que es la tierra negra, la cabeza de Cuervo; otros la llaman sombra oscura sobre la cual, al igual que sobre un tronco, todo lo demás tiene fundamento.
Este Elemento terrestre y seco es llamado Latón, Toro, Heces negras, nuestro Metal y nuestro Mercurio. De este modo, por la privación de la humedad ardiente que es eliminada por la sublimación Filosófica, el volátil se vuelve fijo, lo blando es hecho seco y tierra, e incluso según Geber, se realiza la mutación de la complexión o sea de la Naturaleza fría y húmeda en cólera seca; y según Alfidio de la líquida en sólida.
Es evidente, pues, la intención de los filósofos cuando dicen que la operación de nuestra Piedra no es más que cambio de Naturalezas y revolución de Elementos.
Así puedes ver cómo por dicha incorporación el húmedo se vuelve seco y el volátil fijo; lo espiritual, corpóreo; lo líquido, sólido; el agua, fuego y el aire, tierra.
Ciertamente, cambian su verdadera naturaleza y los cuatro Elementos, todos, se hacen circular el uno al otro.
Este Elemento terrestre y seco es llamado Latón, Toro, Heces negras, nuestro Metal y nuestro Mercurio. De este modo, por la privación de la humedad ardiente que es eliminada por la sublimación Filosófica, el volátil se vuelve fijo, lo blando es hecho seco y tierra, e incluso según Geber, se realiza la mutación de la complexión o sea de la Naturaleza fría y húmeda en cólera seca; y según Alfidio de la líquida en sólida.
Es evidente, pues, la intención de los filósofos cuando dicen que la operación de nuestra Piedra no es más que cambio de Naturalezas y revolución de Elementos.
Así puedes ver cómo por dicha incorporación el húmedo se vuelve seco y el volátil fijo; lo espiritual, corpóreo; lo líquido, sólido; el agua, fuego y el aire, tierra.
Ciertamente, cambian su verdadera naturaleza y los cuatro Elementos, todos, se hacen circular el uno al otro.
Dios puede liberar nuestra vida del barro que la aprieta por todas partes y que la ahoga hasta la muerte.
Sólo él puede fecundarla y conducirla hasta la perfección de una generación infinita.
Extraer el perfume y rechazar el veneno.
Reducir la tierra en agua y rehacer el agua en tierra.
Cocer el cielo y la tierra hasta el alumbramiento del sol perfectísimo.
V: 89-89'
Fuente del texto (excepto notas comparativas): revista La Puerta - Sufismo
Pág. 1 | Pág. 3 |