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Versículo al azar
El Mensaje Reencontrado
Libro XXVIII
NI REVÉTUE — EL BARRO
27. Si nos preguntan qué es el Libro, respondamos: una piedra sobre la cual se apoyan firmemente los creyentes y un manantial del cual extraen agua sin cesar.
27'. 36 opiniones conocidas simultáneamente.
36 oficios aprendidos de una vez.
36 cosas hechas al mismo tiempo.
36 luces vistas de repente.
36 deseos realizados en uno solo.
36 religiones reunidas en una fe.
21 diciembre 2017
Segundo libro pagano (pagoyum)
Acerca de las entidades morbosas
Tratado de la entidad del veneno. (De ente veneni)
Paracelso
(Extractos)
Capítulo primero
(Cómo y cuándo deben ser considerados venenosos los alimentos)
"Es sabido que todos los cuerpos necesitan vivir, para lo cual utilizan determinados vehículos que los nutren y conservan, resultando imposible la vida allí donde faltan tales medios. E igualmente hay que recordar que el mismo que ha formado nuestros cuerpos ha creado los alimentos, si bien su obra no haya sido tan perfecta en este punto.
Hay una cosa cierta: y es que nuestro cuerpo nos ha sido dado exento de venenos, los que se encuentran precisamente en los alimentos que ingerimos. Quiere decir que el cuerpo ha sido creado perfecto y que las imperfecciones, o sea los venenos, están en los frutos y en los otros animales que nos sirven de sustento, si bien ellos, para sí mismos, tampoco contengan imperfección, como corresponde a obras del Creador igualmente perfectas.
De esta manera, sólo cuando una cosa es tomada del exterior en calidad de alimento adquiere la propiedad del veneno, de la que carece en sí y para sí misma."
Capítulo segundo
(De donde resulta la perfección de las criaturas de la naturaleza)
"Diremos en otras palabras, para conseguir mayor claridad o comprensión, que el hombre es la 'gran naturaleza' (magna natura) y que lo demás es el veneno añadido, mezclado o injertado en la naturaleza.
El fundamento de nuestra segunda Entidad, o Entidad del Veneno, radica en el hecho de la perfección de todas las cosas de la naturaleza en cuanto se manifiestan en sí mismas como obra de Dios. Y en su imperfección en cuanto se salen, al mezclarse unas con otras, de su propia naturaleza.
Tampoco ha creado Dios, Alquimista alguno entre los hombres o las demás criaturas de modo absoluto, pero sí si nos referimos al uso imperfecto que podamos dar a nuestros conocimientos, por lo cual nos ha permitido separar y discernir el veneno de apariencia inofensiva o saludable que pueda haber en determinados alimentos, a fin de que no los comamos."
Capítulo tercero
(Sobre la sabiduría divina de los médicos alquimistas)
"Dado que toda cosa, por más que sea perfecta en sí misma, puede transformarse en venenosa o bien persistir en su carácter saludable y benéfico bajo la influencia de las demás de su ambiente, tenemos que convenir en que Dios ha creado y permitido la existencia de un Alquimista con tal habilidad que pueda llegar a discernir perfectamente el veneno contenido en las cosas extrañas del alimento adecuado para el cuerpo."
Capítulo cuarto
(En donde se descubre que un alimento y un veneno pueden ser la misma cosa)
"Esa es la razón por la que ha creado las cosas de tal suerte que en todo lo que sea necesario a otra cosa se esconda (lateat) una virtud, arte o eficacia, capaz de separar el veneno de lo que no lo es, y que el equilibrio entre la salud del cuerpo y la necesidad de alimentos se mantenga mutuamente."
Capítulo quinto
(Plan de estudio para la Entidad de los Venenos)
"Ya nos hemos ocupado de la Entidad Astral, cuya influencia directa sobre nosotros es nula, según hemos podido ver. Con la Entidad de los Venenos la cuestión cambia fundamentalmente y el hombre dará buena muestra de prudencia aprendiendo a temerla y a defenderse contra ella, pues la verdad es que en este punto se halla desprovisto de toda protección o defensa y en permanente estado de contaminación."
Capítulo séptimo
(Sobre la naturaleza y función del Alquimista)
"Cuando el hombre come carne, ingiere en ella misma una parte nutritiva y saludable y otra parte venenosa. La confusión y el peligro están en que en el momento de comerlas, las dos partes parecen buenas y puras. Sin embargo, mientras bajo lo bueno se halla el veneno escondido, bajo lo malo no existe nunca nada bueno."
"Con ello el cuerpo se preserva de la muerte a que podría conducirle la absorción del veneno, lo que el Alquimista previene sin la menor intervención de la persona misma. Por todo lo cual puede decirse que la virtud y el poder del Alquimista se encuentran en el hombre."
Capítulo octavo
(Mecanismo de producción de las enfermedades debidas a los venenos)
"Comprended ahora que en cada cosa que el hombre toma para su sustento se encuentra constantemente el veneno escondido bajo la buena substancia. La substancia es, pues, el alimento que da vida, en tanto que el veneno la destruye y arrasa por medio de las enfermedades, siendo de ver que ambos principios se encuentran universalmente en todos los alimentos y en todos los animales sin excepción alguna."
"Cuando el Alquimista es demasiado débil (infirmus) y no puede llevar a cabo su sutil industria de separar el veneno de las substancias sanas, se produce la putrefacción conjunta de todo ello, seguida de una especial digestión, cuyos signos exteriores son precisamente los que nos servirán para indicar e individualizar las enfermedades de los hombres. Las enfermedades engendradas por la Entidad del Veneno provienen en efecto de una digestión alterada por la putrefacción, cuyas combustiones son tan temperadas que el Alquimista no llega a percibirlas. En este punto, al interrumpirse la digestión normal con todos estos excesos (excessus), el Alquimista queda inutilizado para llevar a cabo su trabajo (in suo instrumento)."
Capítulo undécimo
(Sobre la esencia del gran veneno de la digestión)
"También la boca puede ser puerta de entrada para la corrupción, bien por medio del aire, de los alimentos, de las bebidas o de otras cosas semejantes.
El mecanismo por el que esto llega a producirse es sencillo, tanto más cuanto que en el aire se encuentran habitualmente grandes cantidades de veneno, al que estamos permanentemente expuestos. En cuanto a los alimentos y bebidas, será conveniente precisar que no sólo resulta dañina su calidad sino también su cantidad, la que puede igualmente discordar con la capacidad de los instrumentos del cuerpo, que puede llegar a lesionarse, con la consiguiente perturbación del Alquimista y de todas las funciones que realiza. El resultado de todo esto conduce a la corrupción y putrefacción de la digestión."
"Cuando coméis carne, por ejemplo, o bien legumbres, purés, especias (aromata)... etc., y se declare la corrupción en el vientre, debéis saber que la causa de esa corrupción no está en cada uno de tales alimentos sino en todos, pues todos en ese caso responden a un solo veneno, ya provenga de las legumbres, de la carne, del puré o de las especias. Es decir: que basta con que un solo alimento esté alterado para que su corrupción invada por igual a todos los demás, originalmente saludables.
Saber cuál es y qué es ese veneno único, constituye uno de los más grandes misterios (arcanos).
Por eso, si conocierais verdaderamente ese veneno, madre de enfermedades, sería lamentable que todavía se os siguiera llamando médicos, pues no habría entonces profesión más sencilla.
Con todo y aunque conocieseis el remedio que correspondería usar en cada caso, es más que probable que aun cometieseis numerosos errores.
Sean pues estos razonamientos el fundamento de la esencia de todas las seiscientas enfermedades."
Capítulo duodécimo
(Resumen de la doctrina fisiopatológica de la digestión)
"Vamos a comunicaros aquí una breve enseñanza acerca de los venenos, a fin de precisaros lo que debe entenderse por veneno y en qué consiste su propia naturaleza.
Ya hemos indicado que en todos los alimentos existe un veneno, Y también que de los alimentos extraemos una cierta 'Entidad de potencia', superior a nuestros propios cuerpos. Asimismo hemos explicado la naturaleza del Alquimista que hay en cada uno de nosotros, el que por medio de su industria, con los instrumentos y en los reservorios que le son propios, separa los venenos de los alimentos en beneficio del cuerpo, terminado lo cual deja a la esencia nutritiva incorporada en forma de tintura y de color, en tanto que el veneno es dirigido hacia los emunctorios para su expulsión fuera del organismo. Todas las cosas se administran en este mismo orden y el hombre luego, bajo esta 'Entidad de potencia', se hace sano y fuerte.
Sin embargo, cuando dicha Entidad resulta debilitada o destruida a consecuencia de cualquier accidente hostil, vemos aparecer y desarrollarse lo que hemos llamado madre de las enfermedades, con referencia y aptitud para toda clase de venenos."
Capítulo decimotercero
(Conclusión sobre la Entidad de los Venenos)
"Vamos a dar un ejemplo ahora para demostrar en pocas palabras cómo se encuentra el veneno en los alimentos y de qué manera se trasforma en veneno la naturaleza de las cosas originariamente puras y perfectas que hay en los hombres o en los animales.
El buey con su apariencia (ornatus) se basta perfectamente a sí mismo: la piel defiende a su carne de todo accidente y sus emunctorios sirven perfectamente al trabajo de su Alquimista. Este animal ha sido creado con la forma que le es propia en atención a su actividad y a sus necesidades, que son en definitiva servir de sustento al hombre. De este modo resulta para el hombre un veneno a medias, ya que si hubiese sido creado efectivamente por el hombre mismo para su provecho, carecería de cuernos, de pezuñas y de huesos, dado que ninguna de estas cosas constituye alimento ni reporta utilidad alguna. Veis pues que, en cuanto buey, dicho animal ha sido muy bien creado, pues nada le falta ni nada le resulta superfluo."
"Cuando el hombre lo emplea como alimento, absorbe con él todo lo que le conviene y a la vez todo lo que le es contrario, por más que nada de ello sea contrario ni venenoso para el buey. Y como os hemos dicho repetidamente, se llega al momento en que la presencia y la acción del Alquimista se hace necesaria a fin de separar lo venenoso y rechazarlo hacia los emunctorios.
Tomando ahora así este ejemplo comprenderéis que sólo el que es Alquimista entre los hombres puede cumplir con ellos lo que el Alquimista de la Naturaleza realiza en nuestros cuerpos."
"En definitiva debéis retener que el veneno proviene solamente de la perturbación de la digestión, que deja en nosotros esa parte venenosa que constantemente ingerimos pero que normalmente eliminamos. Y que todo veneno se engendra siempre en el mismo lugar, de donde, pasado algún tiempo, resultan las enfermedades o la muerte."
Notas comparativas de El Mensaje Reencontrado:
LIBRO I
61'. El alimento calentado en exceso está muerto y no es adecuado para el mantenimiento de la vida oculta.
73'. El mundo prefiere el veneno fabricado antes que el agua natural del sol y de la luna. «¡Oh individuos adormecidos de las multitudes agonizantes!, vuestro lamentable extravío no puede alegrar a los simples hijos de Dios, ¿despertaréis a la voz del Señor que os requiere de amores?»
LIBRO II
45. La ceguera y el orgullo de los hombres han llegado a tal punto, que transforman todo bien en mal en nombre de la ciencia y del progreso.
45'. Lo que está excesivamente cocido sólo contiene la muerte y sólo engendra la muerte.
LIBRO IV
36. La plegaria espontánea, el reposo solitario, la meditación profunda, la alimentación sencilla y el movimiento mesurado mantienen el alma, el espíritu y el cuerpo del Sabio.
LIBRO X
62'. Debemos tomar el bálsamo con el veneno, después de separar este último para tener la verdad pura.
LIBRO XIII
42. El amor más directo y desnudo da la paz. El alimento más simple y mejor preparado da la salud. El conocimiento más humilde y unificado da la riqueza.
46. La inteligencia de los alimentos corporales y la de los alimentos espirituales no es tan sólo escoger bien lo que nos conviene, sino también rechazar lo que no nos conviene a fin de conservar únicamente en nosotros este bálsamo que mantiene y perfecciona el cuerpo y el espíritu, hasta la glorificación del alma en el Señor maravilloso.
LIBRO XIV
40'. El silencio y el ayuno absorben eficazmente los estímulos de la impaciencia y de la cólera, como el amor de Dios y el olvido de uno mismo ahogan las simientes de la codicia y del orgullo. «La vida eterna es como la fijeza del fuego de la conciencia entre las creaciones movedizas del agua madre».
49'. Si no vaciamos el cuerpo por el ayuno, el espíritu por la oración y el alma por la contemplación, ¿cómo podrá el Señor colmarnos de su presencia triple y única?
LIBRO XIX
6". No nos sentemos a la mesa ante una multitud de manjares y bebidas complicados; preparemos más bien una bandeja con una comida y una bebida sencillas como el pan y el vino que contentaron a nuestros Sabios padres.
LIBRO XXI
41. Aceptaremos todo lo que se ofrece y se da, y dejaremos todo lo que se niega y se resiste. Así cumpliremos la voluntad de Dios, que nunca violenta nada ni a nadie. «El que se apodera es un criminal, el que recoge no es más que un parásito de Dios».
LIBRO XXVI
55. Preservémonos de la multitud de drogas y medicamentos de los demasiado sabios, que matan el cuerpo.
55'. Comamos y bebamos moderadamente, dando gracias al Señor que nos da la vida y que la mantiene.
LIBRO XXXVI
26. Así, el hombre domina el alimento terrestre y lo transforma en él. Pero es dominado por el alimento celeste que lo transforma en Dios.
26'. Lo que repetimos aquí a todos los creyentes es un gran misterio, pues es el misterio de Dios que habita la pureza de la vida liberada de la muerte.
LIBRO XXXVII
5'. Os proponemos locamente la gracia y el amor de Dios, y sembramos sin medida su verdad y su perdón. ¿No os levantaréis como un santo maná engendrado por Dios? Y ¿no llenaréis sus brazos tendidos hacia vosotros?
15. Rezaremos así para la comida: «Gracias Señor, que te entregas para nuestro alimento bajo el velo tenebroso de las criaturas terrestres. Haz que la digestión se realice en nosotros perfectamente, a fin de que recibamos tu vida preciosa y que rechacemos el veneno de la muerte».
23. Evitaremos todo alimento que se corrompe violentamente con infección, todo lo que es fabricado y falsificado por los hombres, y todo lo que se nos resiste porque no se ofrece por sí mismo. Así, no aumentaremos estúpidamente en nosotros y fuera de nosotros la pesada carga de la muerte.
23'. Buscaremos todo alimento que se conserva naturalmente sin pudrirse, todo lo que es directo y natural, y todo lo que se ofrece por sí mismo, que venga de la tierra y del cielo, a fin de aumentar en nosotros el buen olor de vida que no perece. Así, prepararemos inteligentemente el día de la resurrección.
Fuente del texto (excepto notas comparativas): Paracelso, Obras completas, Ediciones Brontes.
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