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Versículo al azar
El Mensaje Reencontrado
Libro XXVIII
NI REVÉTUE — EL BARRO
27. Si nos preguntan qué es el Libro, respondamos: una piedra sobre la cual se apoyan firmemente los creyentes y un manantial del cual extraen agua sin cesar.
27'. 36 opiniones conocidas simultáneamente.
36 oficios aprendidos de una vez.
36 cosas hechas al mismo tiempo.
36 luces vistas de repente.
36 deseos realizados en uno solo.
36 religiones reunidas en una fe.
17 julio 2020
V
Michael Maier, Atalanta Fugiens |
Sin embargo, nunca he podido llegar a convencerme de que ningún Filósofo haya podido llevar su obra a un final deseado con cualquier otro Mercurio que no sea la materia de la que ya he hablado, y con mi método, el único en el que la Naturaleza ha escondido las llaves de su tesoro; en el que además no hay nada superfluo, donde el todo se transforma a través de una cocción perseverante, en un glorioso Elixir.
Esa es la vía húmeda y seca, esa es la obra animal, vegetal y mineral al mismo tiempo. Ya que la experiencia cotidiana nos enseña que la Naturaleza puede, según su deseo y la disposición de la materia, producir tanto un animal como una planta, un mineral o un metal. Los regímenes y colores nos muestran, en el transcurso de la obra misma, las verdaderas semillas de todos los planetas."
Hay dos vías de retorno a Dios: ya sea la disolución en la vida universal y libre, ya sea la coagulación en ella.
La primera vía es enseñada por muchos y realizada por algunos. La segunda vía es enseñada por algunos y realizada por muy pocos.
El que las separa es ignorante.
El que las une es Sabio.
XXVI: 13-13”
Es posible que conozca el camino del Acuario de los Sabios; sin embargo, nunca decidí trabajar en él, porque la obra es infinita y muy desagradable y porque requiere la maniobra precisa de un hombre acostumbrado a soplar carbón. Una vez que, en mi obra, he confiado mi caldo debidamente cerrado a su fuego y a su horno, ya no necesito a otro maestro ni otro guía que la Naturaleza misma."
El fuego de Dios edifica la vida. El de los hombres la consume. No obstante, la suavidad del segundo puede manifestar la virtud del primero.
VIII: 54’
"Esta no está nunca ociosa, siempre trabaja y tiende de grado en
grado
a una nueva resurrección y a la mayor perfección. Y si ocurre que el
artista yerra, la Naturaleza corrige inmediatamente su error. El que
exija tanto tiempo, puesto que apenas sería capaz, en el espacio de dos
años, de ser conducida a una rotación útil y fructífera, es lo único
que se puede lamentar. Además, exige un artista atento y libre de
cualquier otra ocupación, por temor de que, por su negligencia o el
impedimento de otros asuntos, el fruto de varios meses de trabajo se
echara a perder en un instante."
Quien alcanza al Señor de vida aquí abajo es como un holgazán al que todos los trabajadores del mundo no podrían igualar con todos sus trabajos.
¡Qué trabajador el que no se toma un respiro ni de día ni de noche en la búsqueda de la vida imperecedera! ¡Qué holgazán el que reposa en la unidad viviente del Único!
XXV: 1-1’
¿No haríamos mejor en buscar al Señor de vida, que es el único que puede salvarnos de la muerte, y abandonar las vanidades del mundo, que nos hacen perder el poco tiempo que se nos concede aquí abajo para resolver el terrible enigma?
La aceptación, la soledad y el ocio nos son útiles por encima de todo para buscar el joyel que nos salvará de la dispersión de la muerte, pues una nos libera de los cuidados del mundo, la otra nos evita sus preocupaciones y el último nos da el tiempo necesario para la santa búsqueda de la vida.
XXXIII: 46-46’
Rogadle con todo vuestro corazón para que os haga conocer cómo los cielos y sus ejércitos cuentan su gloria.
¡Que la felicidad y la gloria sean suyas para siempre!"
Todas las enseñanzas que se nos prodiguen para comportarnos bien en el mundo no impedirán que muramos en él ignorantes e impotentes de la salvación de Dios, si no la buscamos todos los días de nuestra vida.
Sólo hay una meta verdadera para el hombre aquí abajo: salir de la muerte con la ayuda de Dios, como hizo el bello Señor de resurrección. Pero el secreto de Dios le pertenece en propiedad y lo comunica a quien quiere sin que nadie pueda violentarlo.
XXXIV: 60-60’
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* Clavícula = pequeña llave
Fuente del texto (excepto notas comparativas): Revista La Puerta -
Simbolismo
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